“Cualquiera puede aprender a dar puñetazos y patadas”, eso es lo que Miyazato Sensei me decía siempre que yo me esforzaba por hacer lo correcto. Su consejo y su guía moral a menudo era tan clara, tan directa, que su verdadera profundidad tardaba años en revelarse.
“Simplemente hazlo” era otra de sus respuestas favoritas cuando le preguntaban algo; o eso o “¿Tú qué crees?”. Estos simples comentarios en realidad significaban cualquier cosa, pero no te darías cuenta de ello si todo lo que buscaras en el Karate fuera satisfacer tu fantasía de llegar a ser un maestro.
“Exígete mucho a ti mismo pero poco a los demás” está entre los consejos más difíciles que me dio mi sensei, ya que, aunque no tengo problema motivándome a mí mismo, todavía me resulta difícil aguantar a los necios, y, lamentablemente, hay muchísimos haciéndose pasar por karatekas.
Es perfectamente posible conseguir todas las trampas externas asociadas al progreso en Karate: grados, títulos, etc., y seguir siendo inmoral. No debería ser posible, por supuesto, pero con la globalización del Karate, los auténticos karatekas se han convertido en una especie en peligro de extinción.
Sin moralidad, no hay nada para contener lo físico, para darle sentido a por qué aprender a dañar a otra persona es una actividad digna para individuos inteligentes. Es una pena que el mundo del Karate esté plagado de karatekas sin moral… La cuestión es: ¿eres tú uno de ellos?
Fuente: “Morality…it’s important!”
Traducción al castellano: Víctor López Bondía [Con la autorización de Michael Clarke]
publicado en: http://karateyalgomas.com/
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