El desarrollo integral de un niño implica que los padres, como adultos, no sólo atiendan sus necesidades materiales, sino también, las emocionales: amor, cariño, atención y afecto. A veces estas cosas se olvidan y la autoestima del niño puede resentirse.
La autoestima es una necesidad emocional para cualquier ser humano. Sin embargo, existe una gran diferencia entre la infancia y la etapa adulta: una persona mayor es consciente de sí misma y de su identidad, por tanto, su bienestar depende, principalmente, de sí misma y de su actitud. Sin embargo, un niño está en pleno proceso de crecimiento y de formación de su personalidad, su bienestar depende no sólo de sí mismo, sino también del entorno familiar y académico.
De hecho, ambos ámbitos están en clara conexión, por ello, es muy positivo que exista una comunicación constante entre los profesores del colegio y los padres. Las tutorías tienen como objetivo intercambiar impresiones para analizar no sólo la evolución académica del niño, sino también su actitud y su comportamiento. En muchos casos, cuando un niño baja su rendimiento académico, tiene esta respuesta en base a un problema en el hogar: un proceso de divorcio, carencias afectivas o también, falta de integración con los compañeros de clase. Ambos, padres y profesores, deben tenerlo en cuenta para actuar en consecuencia y ayudar al niño a encontrar soluciones.
Las principales causas de una baja autoestima en el niño son: falta de amigos, complejos físicos, familias desestructuradas, falta de integración en clase, soledad… Descubre cómo ayudarle a recuperarla.
Fuente: ERSKV